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Villena

Villena acelera la recuperación de Casa Tarruella tras consolidarse la expropiación

La adquisición municipal de la Casa Tarruella entra en su fase definitiva. Tras expirar los plazos de recurso contra la resolución del Jurado Provincial de Expropiación —que fijó el precio del inmueble en 52.066 euros— ninguna de las partes ha presentado alegaciones, lo que permitirá al Ayuntamiento de Villena formalizar la compra antes de que finalice el año.

El concejal de Urbanismo, Javier Martínez, ha confirmado que la operación sigue el calendario previsto y que, una vez completada la expropiación, la prioridad será frenar el deterioro del edificio. Para ello se instalará una sobrecubierta provisional que proteja la estructura y permita abordar, en una segunda fase, las obras de contención necesarias.

A pesar del avance administrativo, todavía queda pendiente determinar quién debe asumir los gastos derivados de la estructura dañada. Los servicios técnicos municipales analizan si deben incluirse dentro del precio de la expropiación o si constituyen un procedimiento independiente vinculado a medidas subsidiarias ya ejecutadas.

El Ayuntamiento también ha iniciado los trabajos previos para adquirir el solar anexo, un espacio considerado esencial tanto para maniobrar en las obras como para garantizar la seguridad de la zona. Esta compra se abordará en una fase posterior, pero su disponibilidad será clave para cualquier proyecto de rehabilitación.

Mientras tanto, el consistorio mantiene cerrada la circulación de vehículos por la calle Puerta del Molino, ya que el estado de la estructura hace inviable reabrir el paso sin una intervención integral.

El destino final de Casa Tarruella sigue en estudio. Aunque el Plan General clasifica el inmueble como dotacional cultural, su protección integral y la necesidad de conservar numerosos elementos condicionan de forma notable cualquier propuesta.

Martínez ha apuntado que se llevará a cabo un nuevo análisis técnico para determinar qué partes del edificio deben mantenerse obligatoriamente —como la fachada o las rejas— y cuáles pueden descartarse por falta de valor histórico o por su deterioro.

En este momento, el Ayuntamiento descarta usos museísticos o culturales a corto plazo y baraja alternativas como espacios administrativos o de servicio público, opciones que permitirían cumplir con las exigencias de accesibilidad y aprovechar el potencial del edificio en su contexto urbano.


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