La jornada de ayer, domingo 23, dejó una estampa inolvidable para la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Amor en su Prendimiento y María Santísima de la Esperanza, con motivo de la Festividad de Cristo Rey. Por primera vez, se celebró la onomástica de Nuestro Padre Jesús del Amor con una Eucaristía muy participativa, en la que hermanos y feligreses se unieron en una mañana marcada por la fraternidad y la emoción.
Al término de la misa, tuvo lugar un momento especialmente significativo: un merecido reconocimiento al Taller de Bordado de la Hermandad. El secretario, Pablo Guardiola, dio lectura al acuerdo de la Junta de Gobierno del pasado 12 de noviembre, en el que se establecía, en primer lugar, “una Felicitación Pública a cada una de las personas que componen el taller de bordado de nuestra Hermandad, por su trabajo y dedicación”; y en segundo lugar, el reconocimiento oficial de que este Taller de Bordado “es ya una realidad dentro de nuestra Casa de Hermandad” y que, gracias al impulso de quienes lo iniciaron, la Junta de Gobierno acordaba denominarlo Taller de Bordado “Simón y Mª Prado”.
El anuncio fue recibido entre sorpresa, emoción y un cálido y prolongado aplauso por parte de todos los presentes. Simón y Mª Prado, visiblemente emocionados, estuvieron acompañados por hijos, hermanas, cuñados, sobrinos, compañeros del taller de bordado y numerosos hermanos de la Hermandad, que quisieron compartir con ellos este reconocimiento “por las cosas bien hechas”.
La celebración continuó en la Casa de Hermandad con la Igualá de Costaleros, donde durante más de dos horas se vivió un ambiente de convivencia, alegría y compañerismo. Hermanos y costaleros compartieron refrescos, risas y una visita a todas las dependencias de la Casa, comprobando las múltiples mejoras realizadas “para poder tener todo dignamente”, tal y como destacó la Junta de Gobierno, que también quiso trasladar su agradecimiento “por vuestra participación a los actos programados. Seguiremos trabajando por nuestra Hermandad. Amor y Esperanza… siempre”.
A última hora de la jornada, Simón y Mari Prado expresaron su agradecimiento por lo vivido durante esta onomástica, afirmando que “fue una preciosa sorpresa y un honor que no esperábamos, pues todo lo que hacemos en la Hermandad, desde su fundación, es con la ilusión de ayudar a hacerla crecer en todos los ámbitos, aportando nuestro granito de arena, como hace la mayoría de herman@s”. También valoraron la experiencia de compartir la jornada con la Igualá de Costaleros y las visitas a la Casa de Hermandad, concluyendo con un mensaje de gratitud: “Mil gracias, de nuevo, por ese día tan bonito. Amor y Esperanza siempre”.
Una mañana de unión, homenaje y hermandad que quedará grabada en la memoria de todos.
