San Antonio Abad nació en Egipto en el año 251. Según la tradición, cuando tenía alrededor de 20 años de edad vendió todo su patrimonio para dedicarse a una vida monástica en el desierto. A lo largo de los años ayudó a otros eremitas a seguir el camino de la fe y a superar las tentaciones del demonio. Murió en el desierto el 17 de enero del 356 y desde entonces fue uno de los santos más venerados.
En Elda está documentada la devoción a San Antón desde 1478, cuando existía una capilla dedicada al santo en el Palacio de los Corella, que también le rendían culto en su Palacio Condal de Cocentaina. Pocas décadas después, sobre la antigua mezquita, se erigió una ermita dedicada a San Antón y Santa Catalina. Allí se desarrolló la devoción de los eldenses al santo hasta que, debido a la ruina, la ermita fue declarada en ruinas en 1917. La imagen del santo fue trasladada al Cementerio Viejo en 1926, donde se realizaron sus fiestas hasta 1931 y la antigua ermita demolida por aquellos años.
Tras la Guerra Civil, en 1939, se funda la Mayordomía de San Antón para recuperar el culto al santo, del que se encargó una nueva imagen para sustituir la desaparecida en la Guerra. El renacer de su devoción fue rápido y en 1944 se añadieron las multitudinarias fiestas de Moros y Cristianos. Poco después, en 1950, se construyó la actual ermita.
Intercomarcal TV ofrece, en estos días previos a los Moros y Cristianos de 2024, un reportaje para conocer más sobre la devoción de los eldenses a San Antón.


