
En Knock, Irlanda, el 21 de agosto de 1879, durante una intensa lluvia en una noche oscura, quince personas vieron una luz blanca y circular en el exterior de la iglesia. En ella los testigos vieron levitando a la Virgen María, a San José y a San Juan el Evangelista. Algunos de los presentes también vieron un altar rodeado por las alas de varios ángeles, un cordero y una cruz. Las figuras permanecieron allí durante unas dos horas, pero los seres de un tono blanco, gris y amarillento, y de tamaño natural, ni hablaron, ni se movieron, permanecieron estáticos, como estatuas, y pese a la lluvia el lugar donde se produjo la aparición permaneció seco.
Después de diversas investigaciones aprobaron la aparición mariana como auténtica. El papa Juan Pablo II en 1979, por el centenario del milagro, visitó la iglesia de Knock, consolidando el lugar como uno de los primeros santuarios marianos del mundo.