El pasado lunes tuvo lugar el segundo cara a cara entre los dos aspirantes a la presidencia del gobierno de España, Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero. Un debate muy parecido al primero, pero quizá más incisivo que puso de manifiesto la verdadera forma de ser del aspirante socialista.
Tanto en el primer debate como en el segundo, el candidato popular mostró la auténtica realidad a los españoles, poniendo de manifiesto y reconociendo en primer lugar, la situación real de España y en segundo lugar cómo combatir y resolver los problemas de los ciudadanos, una forma de actuar que el Partido Popular precisamente ya tuvo la oportunidad de demostrar en 1996, cuando tomó las riendas de un paro desbordado, una inflación imparable y una seguridad social en bancarrota, dejando una España en 2004 al borde de las naciones más ricas del mundo, pionera en el euro y con un prestigio internacional envidiable. Los españoles sabemos de lo que el Partido Popular es capaz, porque lo ha demostrado.
A pesar del extenso programa electoral que ha se ha ido desbrozando a lo largo de esta campaña electoral del Partido Popular, con propuestas, ideas, soluciones y sobretodo con las ideas claras, Mariano Rajoy, se ha convertido en el único programa electoral del PSOE. Desde el inicio de la campaña electoral, el Partido Socialista, en lugar de presentar resultados de su gestión, en lugar de hacernos ver a los españoles todo lo que en cuatro años han sido capaces de hacer, de lo buenos que son y de lo bien que han hecho las cosas, se han dedicado a presentar a Mariano Rajoy como su único punto de su programa electoral. Su objetivo es identificar al centro derecha español con la Iglesia, la extrema derecha, el inmovilismo y el que viene el lobo, infundiendo miedo y engañando a los españoles, porque los españoles, afortunadamente ya saben cómo gestiona el Partido Popular, ya saben cómo mejoran la calidad de vida de los españoles y cómo resuelven sus problemas diarios, como demostraron los mejores gobiernos de la democracia con José María Aznar.
A muchos españoles, y con razón, nos produce tristeza que un partido político aspirante a seguir gobernando no se presente con una gestión y con los deberes hechos, sino que se dedique a confundir, a prometer lo que no ha sido capaz de hacer en cuatro años y a acusar constantemente a Mariano Rajoy y a todo el Partido Popular, ese es su auténtico programa. Muchos, recordamos cuándo José María Aznar consiguió la mayoría absoluta con el Partido Popular. Aznar, orgulloso de su gestión, se dedicó a decir a los españoles todo lo que había mejorado España en cuatro años, con la certera frase de España va bien. Pero no sólo ganó porque lo dijera Aznar, sino porque los españoles lo notaban en sus bolsillos, lo percibían, sabían que no mentía. En cambio Zapatero, ¿qué balance nos ha mostrado a lo largo de su campaña y de los dos debates? La respuesta es a Mariano Rajoy, esa es su respuesta a su balance de gestión en cuatro años de gobierno, donde no han resuelto los problemas de los ciudadanos y se han dedicado a desunir a los españoles, a las alianzas de las civilizaciones, a los estatutos desiguales, a la ley de la memoria histórica y a la negociación con los terroristas, devolviéndolos a las instituciones, y todo ello lapidando la herencia económica del Partido Popular. Haciendo peligrar también nuestras prestaciones sociales, con un incremento del paro, de la inflación, de las hipotecas que nos recuerdan precisamente a otras épocas gobernadas por el Partido Socialista.
Nosotros estamos por los proyectos concretos, por la resolución de los problemas verdaderos de los ciudadanos, por las reformas económicas, infraestructuras, educación, sanidad, unidad y sobretodo por las ideas claras para España, frente al desconcierto, desconfianza y falta de credibilidad del actual inquilino de la Moncloa.
A pesar de las encuestas, que da la sensación de que estuvieses preparadas antes incluso del debate, a pesar de observar a un Mariano Rajoy convincente, poniendo en aprietos al candidato socialista y ofreciendo un proyecto para España, a pesar de que muchos españoles nos quedemos estupefactos con los resultados de las encuestas, a pesar de la manipulación mediática y a pesar de Rodríguez Zapatero, los españoles sabrán dar su opinión real en la auténtica encuesta válida: las urnas el próximo 9 de marzo.