Amelia Valcarcel, perteneciente al Grupo Ojalá, abogada de profesión, expone, con el derecho que la asiste, sus ideas politicas en los medios de comunicación, en defensa de un determinado partido politico, siguiendo un razonamiento falso, en esencia y fundamento, por partir de unas premisas que no se ajustan a la verdad.
Nunca una afirmación adquirió la categoria de veridica, por el simple hecho de refutar la exposición del contrario, sino por ser en forma y fondo, intrinsecamente, irreprochable.
Tampoco nunca se tuvo mayor o menor razón por el solo hecho de pertenecer a un circulo más o menos liberal, según quien habla, sino que la verdad estuvo siempre del lado de quien de forma objetiva y sin pretensiones personales, puso su empeño en alcanzar los maximos logros para el pueblo con el minimo costo, esto es con aplicación sensata de los terminos producción y distribución de la riqueza, que no deja de ser la recta puesta en marcha de la economia.
Cuando se aproximan las Elecciones, se oyen voces por doquier exponiendo la fuerza de su verdad, en detrimento de las del contrario.
Con la mayor impunidad se afirma lo contrario de lo realizado hasta ese día, con razones variopintas, cogidas con alfileres, a las que se le concede un sello de legitimidad universal, aunque se trate de falsos fundamentos.
Los afines al independentismo vasco, afirman a la puerta de los juzgados, en defensa de los etarras, que se manifiestan «para que el Gobierno acabe con esta dinamica de represión», parece ser que ellos se presentan como las victimas, cuando son el coro de los verdugos.
Los que se llaman indignados y piden entre otras cosas «Democracia ya», lo hacen ocupando el espacio público ilegalmente, desobedeciendo lo legislado y demostrando desconocer lo que significa vivir en democracia. Perjudicando de manera descarada a los comerciantes de la zona y a todo aquel que pase o visite ese lugar. Nos demuestran que para ellos la Ley no existe.
Por otra parte los profesionales de la enseñanza se manifiestan de forma irresponsable, sobre todo en Madrid, por el hecho de pedirle que realicen un horario lectivo que está dentro de lo legislado. Y en su defensa manifiestan que la aplicación de esa norma perjudica la enseñanza o que se han recortado los derechos.
Ultimamente individuos, debidamente aleccionados se instalan en locales particulares y enarbolando la bandera de «ocupa»se apropian de lo ajeno, haciendo mofa del resto de ciudadanos, que atonitos contemplan este insolito espectaculo.
Los afines a los terroristas ocupan las instituciones y pasan a estar subvencionados por el Gobierno, sin haber tenido que hacer el más minimo esfuerzo para ello y habriendo de este modo el camino para que en las Elecciones Generales ocupen banco en el Congreso, quienes debían estar en elbanquillo.
Podrian relatarse muchos más desatinos que todos los españoles conocemos, pero como muestra es suficiente. Lo relatado nos lleva a una pregunta ¿que medidas se estan tomando para solucionar este caos?. Visto lo visto hemos de reconocer que nuestro gobierno está en la mayor de las inoperancias, con el solo afán de tratar de conseguir el maximo de apoyos para paliar en lo posible el descalabro, que desde hace algún tiempo ellos mismos reconocen que van a sufrir en las urnas.
Pero esto no consuela, a nadie, porque, utilizando un simil diremos, que el capitan no puede dejar el barco a la deriva, como lo está haciendo, ni permitir el naufragio total, antes debe entregar el mando para que otros lo lleven a buen puerto con la ayuda de toda la tripulación.
Debemos ser conscientes y despues del 20 de Noviembre, olvidar estos años de pesadilla y penuria que hemos vivido todos, y digo todos por que todos hacemos falta, para hombro con hombro comenzar una nueva andadura para situar a España en el lugar que le corresponde, de esta manera seguro que recuperaremos los valores que siempre nos han caracterizado, olvidando todo aquello que por una razon u otra afecte a la convivencia. Si somos capaces de mirar el futuro con esa amplia vision de hermandad conseguiremos alcanzar cualquier meta que nos propongamos.
Ernesto Pardo


