Era difícil de imaginar a principios de los años noventa, cuando la Asociación de Talleres de Castalla, y con el fin de potencial el sector del automóvil y similares, decidiera crear una muestra de automoción y así dar a conocer los diversos ámbitos que abarcaba y llegara a ser el evento social en que se ha convertido.
Desde entonces, y gracias a la inestimable colaboración y apoyo del Ayuntamiento, esta muestra ha ido creciendo, añadiendo cada año diferentes sectores y atractivos, que la hacen más interesante si cabe, hasta convertirse en lo que es hoy en día, un acontecimiento económico lúdico y festivo de gran envergadura.
Hablar de Castalla, es hablar de historia, de cultura viva, de hermosa arquitectura con solera, de buen comer, de fantásticos y excelentes paisajes y mejor gente.
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Un paseo por su casco histórico y por sus encantadoras calles, nos llevará a conocer emblemáticos monumentos civiles y religiosos, como la Iglesia de la Asunción, el Convento de los Franciscanos, La Ermita de la Preciosísima Sangre o el Ayuntamiento, magnífica construcción de estilo renacentista de mediados del siglo XVII. Pero sin duda, es el castillo, el monumento más representativo de nuestra ciudad. Actualmente en fase de restauración, está situado a 780 metros, y desde él se divisan preciosas vistas de toda la Foia de Castalla.
Para los paladares más decididos El Gaspatxo es el plato estrella de la ciudad, aunque si bien se pueden probar sabrosos platos como larròs amb conill, la borreta de bacallar, el putxero amb fasedures o el arròs de la muntanya, con caracoles y bolets. Y como guinda a tan gratos sabores, llevarse a casa una muestra de la repostería castallense, variada y singular, como los sequillos, pastissets de moniato o las magdalenas de almendra. ¿Se lo va a perder?