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Villena

Artículo de opinión. “CARA AL SOL”

Con motivo de la propuesta presentada por el PSOE en el último Pleno de la Corporación de Villena, referida a la retirada de la medalla de la ciudad al general Franco, el representante de la oposición argumentó a favor de anular aquella condecoración, amparándose en la ley de la Memoria Histórica aprobada en el Parlamento el año pasado. El sr. Beltrán, que fue comedido, no pudo lograr su propósito, incluso con el apoyo de Los Verdes. Por parte del Equipo de Gobierno, su portavoz, el sr. Valiente, le contestó que ellos no estaban allí para mirar al pasado, que no atenderían a propuestas “estériles”, que lo suyo es el progreso…, estampando en la cara de toda la oposición: “Al Pleno se viene a trabajar y no para estar cara al sol, como estuvieron ustedes viéndolas pasar durante cuatro años”. ¡Así, directo al grano!, ¡bravo!. Sinceramente, eché en falta algo más de cintura por parte del sr. Beltrán en ese momento; bien le podía haber contestado algo así: “Señoras y señores del Gobierno Popular, agrupémonos todos en la lucha final y se alzan los pueblos con valor por una causa justa”. Por ejemplo. Hubiese estado bien. Los unos con el “Cara al Sol” y los otros con “La Internacional”, pero con los papeles cambiados.
Opino que las palabras que se pronuncian en un contexto determinado –un Pleno, un discurso…– no son gratuitas, ni fruto de la casualidad. En este caso la mención de “cara al sol” era una expresión premeditada, dañina diría yo, es utilizar el nombre velado del himno más famoso de la dictadura franquista como arma arrojadiza contra el adversario. Al final la moción no prosperó y Franco sigue con su medalla.
Lo que yo quiero decir sobre todo este asunto es lo siguiente: Para muchas personas la propuesta del PSOE era un desatino, como volver al pasado, reabrir heridas (¿), torpedear al PP, erosionar la imagen del Gobierno Local, dedicarse a cosas ya olvidadas… En este sentido, claro, el reclamar esa medalla es casi ridículo. Además, dicen sus detractores, si Franco ya está muerto, si ya han pasado tantos años… ¿a qué viene esto ahora?. Bien, es una postura. Pero demos la vuelta al dado porque tiene más caras.
Es verdad que lo que interesa a la gente no son estos rifirrafes políticos. Estoy de acuerdo en que lo que de verdad nos preocupa es el paro, la carestía de la vida, la hipoteca que asfixia, el precio de la gasolina, las enfermedades, los problemas familiares, etc. Es así. Sin embargo hay una serie de asuntos que son agua que no mueve molino, que son “estériles” como por ejemplo: Celebrar 25 años de hermanamiento con Escalona y Peñafiel, renovando esa hermandad; el día de los Derechos Humanos, el día de la Paz, de la Constitución, día de la Mujer… en fin. Que el valor que tiene todo ello es testimonial. Pues claro que ni Franco ni su familia van a devolver la medalla, ¡acabáramos!, ¡y a saber dónde está la dichosa medalla!. El obispo Blázquez, cuando era Presidente de la Conferencia Episcopal, pidió perdón, el 19 de noviembre de 2007, por “actuaciones concretas de sus miembros durante la II República y la guerra civil”. ¿Quería el obispo reabrir viejas heridas?. Más datos. El anterior papa Juan Pablo II, el 31 de octubre de 1992, reconoce solemnemente que Galileo fue condenado por la Iglesia injustamente. ¿Acaso Galileo se removió en su tumba, trescientos cincuenta años después?. El mismo Papa antes aludido, con motivo del Jubileo del año 2000, pide perdón por los errores de la Iglesia, nada menos, que en sus dos milenios de existencia. ¿Era Juan Pablo II sospechoso de mirar al pasado?, ¿el perdón solicitado creaba empleo, bajaba el paro, subía los salarios…? No, por supuesto: ¡Testimonial!. Puro testimonio.
Sabemos que durante la larga dictadura de Franco hubo quienes tuvieron mucho tiempo para honrar a sus muertos. Sabemos, también, que a fecha de hoy todavía se buscan los cadáveres de personas que murieron y nunca fueron honradas. ¿Mirar al pasado?. No, es realidad, aunque no guste. La tan elogiada Transición Española corrió un tupido velo en muchos asuntos. Quizás fue lo más conveniente en esos momentos, pero hoy, y máxime con el apoyo de una Ley, podemos felizmente descorrer algunos cortinajes sin que los fantasmas del pasado nos acechen. El premio Cervantes de este año, el poeta argentino Juan Gelman, dijo “celebro a una España empeñada en rescatar su memoria histórica”. Gelman sabe muy bien de lo que habla, no en vano sufrió los “rigores” de la dictadura argentina.
La vida se compone de un innumerable conglomerado de situaciones a las que tenemos que hacer frente todos los días. Inevitablemente vivimos el presente pero proyectados en el futuro. Cara al futuro. El pasado debe servir para ser testimonio y poder sacar conclusiones, para seguir tejiendo mejores paños. Yo, el asunto de la medalla, lo veo así, un gesto. Lástima que el Partido Popular votase en contra. A veces el pasado, sin querer o queriendo, pasa factura.
¿La Tierra será el paraíso?

Francisco Tomás Díaz


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