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Opinió Villena

“Internacionalización Educativa”, por Gonzalo Trespaderne

En términos generales, para desarrollar un proyecto Erasmus+ con, por ejemplo, tres o cuatro centros educativos de distintos países europeos, lo primero que hay que hacer es crear en tu colegio o instituto un equipo (con al menos tres o cuatro profes que cuenten con el apoyo del equipo directivo), a fin de diseñarlo (empleando unas cuantas horas a lo largo de tardes y fines de semana) o aceptar la invitación como socio y enviar el formulario con la solicitud de la ayuda económica necesaria a Bruselas en los plazos establecidos cada año.

Si la resolución es favorable, se firma el convenio de subvención y se recibe la partida económica asignada (que puede acercarse a los 25.000-30.000 euros). A partir de ahí, se comienzan a preparar las sucesivas movilidades o visitas. Esto requiere una selección de alumnado (en la que prima la disponibilidad para realizar las tareas requeridas, basadas en investigaciones que se expondrán en cada reunión, incluidas algunas por videoconferencia).

Después se forman grupos (normalmente de entre 6 y 10) que, acompañados de dos o tres profes, realizarán un viaje de una semana al extranjero. Naturalmente, como paso previo se debe convocar a las familias para explicarles lo que comprende una experiencia formativa de este tipo y contar con su aprobación. Luego, habrá que encargarse de comprar billetes de avión, contratar un buen seguro, planificar los traslados a los aeropuertos o la acomodación en hoteles o domicilios, familiares, así como otras actividades programadas, y llevar una contabilidad exhaustiva para rendir cuentas de cada euro gastado a la Agencia Nacional. Además, cumple organizar lo mejor que se pueda la visita de todas las delegaciones a tu ciudad. En el IES Las Fuentes la hemos disfrutado esta semana pasada.

Nuestros partners de Francia, Italia y Lituania (Grecia se quedó en tierra al darse cuenta a última hora de que no disponían de los pasaportes que les iban a pedir las autoridades británicas en el aeropuerto de Manchester, donde tenían que hacer el trasbordo que les traería a Alicante) venían deseosos de ver el sol español. Pero lo que se han encontrado ha sido lluvia y más lluvia. A pesar de ello, juntos hemos podido celebrar un acto de bienvenida con presentaciones, actuaciones musicales, entrega de material y regalos, etc., acompañados por representantes del Ayuntamiento.

Le siguió un recorrido por los puntos más significativos de nuestra ciudad (que los franceses conocieron el día de antes, para formidable sorpresa suya, celebrando las Fiestas del Medievo), como el Castillo o el Teatro Chapí. También hemos efectuado excursiones a Valencia (en fallas), Alicante, Biar, o a instalaciones donde se producen las energías renovables que estamos estudiando. Hemos practicado senderismo. E igualmente se han llevado a cabo las sesiones de trabajo previstas en la sala de usos múltiples y hasta una degustación de paella en la biblioteca.

Con todo, gracias a la gran labor realizada por nuestras coordinadoras y a la constante colaboración de todas las personas implicadas, lo mejor ha sido poder comunicarnos ampliamente a pesar de hablar distintas lenguas. Unir esfuerzos para sacar adelante una labor de interés común. Comprobar una vez más que, por encima de las diferencias culturales, hay mucho que nos une.

Sentir que pertenecemos a una comunidad, la Europea, que tiene que seguir buscando la manera de mejorar, pero que comparte unos valores, una forma de entender su pasado, presente, futuro y relaciones con el mundo, de la que su ciudadanía puede sentirse orgullosa.

 


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