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Eleuterio Gandía recopila más de setenta juegos infantiles con los que se divertían los niños de los años cincuenta en Villena

Eleuterio Gandía recopila más de setenta juegos infantiles con los que se divertían los niños de los años cincuenta en Villena

A mediados del siglo pasado los niños jugábamos en la calle o en el patio del colegio. Juegos cooperativos, ruidosos, dinámicos que casi siempre terminaban con una sudada y el corazón a todo ritmo. Unos se basaban en correr, otros en competir, algunos en recopilar e intercambiar. Nada que ver con las solitarias sesiones de juegos en la red a que se someten los niños de hoy.

A Eleuterio Gandía, doctor en Sociología por la Universidad de Alicante y Técnico de Comunicación por esta misma universidad, se le amontonaban los recuerdos de la infancia y no quería que cayeran en el olvido aquellos juegos en los que participaba en el recreo de los Salesianos de Villena o los pausadas y secretas colecciones, como los alfilericos, que mantenían en confabulación a sus hermanas y amigas.

No es la primera vez que el doctor dedica su tiempo libre a bucear en el pasado villenero. Fue premiado por su libro sobre los dichos exclusivos del habla de Villena, 348 frases propias de la comarca que es difícil encontrar en otras regiones. Anteriormente realizó un trabajo de investigación de carácter etnográfico que fue el tema de su tesis doctoral y que versó sobre el curanderismo en su ciudad natal.

Ahora ha culminado su última obra, “Los juegos de la segunda infancia en Villena a mediados del siglo XX”, que ha obtenido el Premio de Investigación 2009 de la Fundación Municipal José María Soler, en la modalidad de investigación científico humanista.

ENTREVISTAS Y DOCUMENTOS PERSONALES PARA RECOPILAR LOS JUEGOS
El palico tieso, paró, la peste, la estornija, el caracol, los cromos y las agujitas son algunos de los setenta juegos infantiles que ha recopilado y forman parte del libro que recoge, en doscientas páginas, las aportaciones de nueve personas que han colaborado desinteresadamente ofreciendo documentos escritos sobre sus recuerdos y 16 entrevistas a personas de una franja de edad de 55 a 65 años, a los que ha conseguido emocionar y aflorar sentimientos olvidados a la hora de expresar cómo eran las reglas de cada uno de los juegos.

-“Hace seis años comencé a reunir juegos, pero a trabajar a fondo solo hace dos, la metodología es singular, ya que mi investigación requería la aportación de personas que fueran recordando aquella etapa de la vida, y esto era muy difícil. Me he basado en aquellos que practicaban los niños de seis a 12 años,” nos cuenta Eleuterio Gandía.

Para él, Villena cuenta con una gran riqueza histórica y cultural y existen motivos más que suficientes para centrar sus trabajos antropológicos en la comarca, “a mí me es más fácil porque es el modelo que tengo más a mano. En este caso ya en 1989 hubo una tentativa del Ayuntamiento en hacer la recopilación, pero no dio resultados”.

Los juegos y la literatura popular son para el señor Gandía un bien cultural y patrimonial intangible que aportan un modelo pedagógico de los más sencillos y eficaces que se han conocido y que no deben perderse.

-“Son juegos populares y tradicionales muy arraigados en la ciudad y los practicaban tanto chicos como chicas habitualmente. Su origen se pierde en el tiempo, se han ido enseñando por transmisión oral, de una generación a otra. No todos son autóctonos de Villena, porque muchos de ellos son característicos de la cultura mediterránea y eran practicados en la Grecia Antigua.”

SE JUGABA EN LAS CAMBRAS, EN LAS CALLES SIN ASFALTAR O EN SALESIANOS
Chicos y chicas jugaban juntos, juegos de persecución, como La Peste o La Cadena; otros en círculo, como la correa, la rueda del alpargate o gato y ratón, otros de corro con canciones, cuya recopilación ha sido un lujo. Asimismo a las prendas, el escondite, las cuatro esquinas o a la pelota. Todos ellos en la calles sin asfaltar y sin el peligro de los coches.

-“El palico tieso” está catalogado como folklore obsceno, dice el doctor Gandía, que se practicaba también en Jumilla. Se ponía un palico sobre la arena y cada jugador iba quitando con la mano montoncitos, al que se le caía el palico pagaba y el castigo era enseñar sus partes íntimas al resto”.

Recuerda con especial cariño el patio del colegio de los Salesianos, en Villena, donde dejaban entrar los fines de semana a todos los niños que lo desearan, alumnos o no.

Ahora piensa en otro libro, Eleuterio Gandía ya ha comenzado a reunir las historias de aquellos juegos que se hacían desde el nacimiento hasta los 14 años. El premio al que ha sido acreedor le será entregado el próximo diciembre en Villena.


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