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Villena

Publicación del cuento ganador de la Asociación de vecinos de La Paz

Publicación del cuento ganador de la Asociación de vecinos de La Paz

Desde siempre lo tuve claro. Este verano, al finalizar mi carrera de medicina me iría como voluntaria a trabajar en una ONG. Había oído hablar de la gente que se iba a países donde había problemas a colaborar con los más necesitados, aunque también tenía claro que en mi propio país e incluso cerca de mi casa podía hacer alguna labor humanitaria. Pero había en mí un gusanillo de aventura y de ver lo que pasaba en esos lugares donde las enfermedades que para nosotros ya no existen, todavía afectaban a miles de personas y sobre todo a niños.

Así, con mi macuto al hombro y dinero que había ido ahorrando me embarqué en el verano de 1995 rumbo a Senegal, junto a un grupo de cinco médicos, yo era la única novata de la expedición y sentía una sensación muy especial dentro de mí. No sabía exactamente el tiempo que estaría allí. Pero por poco que se alargara, seguramente tendía que pasar allí la Navidad, aunque eso no lo pensé en el momento de marcharme.

Nada más llegar comprendí que el trabajo que allí iba a realizar no tenía nada que ver con el que diariamente hacía en el hospital. Me encontré rodeada de niños, mujeres, hombre, ancianos que no tenían nada, nada de lo que yo estaba acostumbrada a tener,
Y que aunque al principio me costo bastante acostumbrarme, comprendí que si ellos vivían, por que yo no.

Cada día allí era diferente, cada día surgían mil cosas distintas. No había horario, estábamos siempre dispuestos para cualquier cosa que surgiera, un niño enfermo, una mujer que se ponía de parto….y con los poco medios con los que contábamos teníamos que salir adelante. Con solo ver sonreír a un niño me sentía feliz, con solo poner algunas de las vacunas necesarias me sentía realizada. Los días eran duros, pero el tiempo pasó rápido y una mañana al despertar me di cuenta que sólo quedaba una semana para Navidad, si estuviera en casa, estaría corriendo de un sitio para otro viendo regalos para todos, nerviosa, comprando con mi madre los preparativos para la cena, todo serían prisas, gritos…. Pensé que la Navidad se podía celebrar de maneras muy diferentes, para mí hasta entones se había convertido en regalos, cena. Aquí todo era distinto, en este pequeño poblado en un rincón del mundo viví la esencia de la navidad LA PAZ.
Junto a estos niños que no tenían nada y en una cena improvisada con lo poco que teníamos comprendí que la Navidad era la paz interior de cada uno. Y sentí que cesaron las guerras, las familias estaban unidas, nadie maltrataba a nadie.
Jesús había nacido una noche como esa, sin nada, para traer la PAZ a todos los hombres.
Un mes después volví a casa, pero siempre que pude volví en navidad.

Autora.- Gema Escribano Serrano.


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